El dolor en el paciente oncológico

21.06.2020

Concepto del dolor


    El dolor es un síntoma de múltiples enfermedades. Existen diversas maneras para definir el dolor.

Con frecuencia se describe así: el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, que generalmente se asocia con una lesión presente o potencial que se expresa como si ésta existiera.

La presencia del dolor dentro de un proceso oncológico es variable, y depende del tipo y de la extensión de la enfermedad, así como de la propia tolerancia individual al dolor de cada persona.

Se calcula que el dolor es el síntoma principal en el 40% de los pacientes oncológicos en tratamiento y el 75% en enfermedad avanzada.

Por ello, el alivio del dolor y los cuidados paliativos son prioritarios en el programa mundial del cáncer de la OMS, insistiendo en que los sistemas sanitarios pongan en marcha programas de vigilancia del control del dolo


¿Por qué se produce el dolor?


     En primer lugar, tenemos que señalar que el dolor en el paciente oncológico puede tener distintos orígenes, por lo que su aparición no tiene por qué ser un signo de progresión de la enfermedad.

En unos casos, el dolor ocurre por la presión que ejerce el crecimiento del tumor sobre tejidos como los huesos, los nervios u otros órganos del cuerpo.

No obstante, el dolor puede estar causado por el propio tratamiento de la enfermedad. Por ejemplo, el someterse a una cirugía, la radioterapia o el propio tratamiento quimioterápico pueden producir dolor como un efecto secundario.

En cualquier caso, es importante que compartas esta información con tu médico para poder afrontar de la forma más adecuada el dolor que sientes


El dolor no es inevitable. La importancia del control del dolor


     No se debe aceptar el dolor como inevitable. Hoy en día existen múltiples tratamientos que pueden ayudar a aliviarlo, pero para ello es necesario que  hables con tu médico y le expongas la situación.

El dolor afecta negativamente a las funciones corporales, causando e intensificando los trastornos del sueño, disminuyendo el apetito, limitando las capacidades de ejercicio y actividad física y las relaciones sociales.

En resumen, disminuye la calidad de vida. Por otra parte, puede aumentar la percepción del dolor el hecho de encontrarse deprimido o la ansiedad, que son situaciones muy frecuentes cuando padeces un proceso oncológico.

Hoy en día no podemos aceptar el sufrimiento de un dolor insoportable. Tanto las Unidades del Dolor como los Servicios de Oncología disponen de medios para evitar esto.


Tratamientos disponibles contra el dolor

    La elección del tratamiento depende de tu médico. Esta elección se lleva a cabo de manera individualizada, teniendo en cuenta las características del dolor, como son su intensidad y el momento en el que se encuentra la enfermedad.

Los resultados del tratamiento suelen ser buenos, ya que un 90-95% de las personas responden al tratamiento farmacológico asociado a una buena terapia oncológica.

Un 10% de los pacientes requieren unas medidas mas agresivas pero con muy buenos resultados.

Los analgésicos no opioides

     Son eficaces en el tratamiento del dolor leve a moderado, y pueden usarse en combinación con los analgésicos opioides y medicamentos adyuvantes en el dolor moderado e intenso.

Los analgésicos opioides

     Los opioides menores se utilizan solos o combinados con los analgésicos no opioides para tratar el dolor cuando es de intensidad leve a moderada.Cuando no se obtiene un alivio suficiente del dolor con estos opioides débiles se utilizan los opioides mayores. La principal diferencia de los opioides mayores es que no tienen límite de dosis, por lo que ésta se puede ir aumentando en función de las necesidades y tolerabilidad de cada persona.

Medicamentos adyuvantes

     Los medicamentos adyuvantes son fármacos que se utilizan de manera complementaria para ayudar a los fármacos analgésicos en su acción.Entre ellos se encuentran los antidepresivos y anticonvulsivantes, utilizados para aliviar el dolor neuropático, esteroides, en dolor con un origen inflamatorio o los anestésicos locales.

Técnicas especiales

     A este grupo pertenecen las llamadas bombas de infusión, que consisten en la administración de analgésicos de forma continua por vía inyectada. Cuandoaumenta el dolor se puede aumentar la dosis administrada, y en algunos casos es el propio paciente quien decide cuando hacerlo. Son las llamadas bombas PCA (analgesia controlada por el paciente).

A este grupo pertenece también el bloqueo nervioso, en el que se inyecta un anestésico directamente en el nervio o alrededor de la médula espinal. Este proceso debe repetirse cada cierto tiempo, ya que el bloqueo es pasajero.

También tenemos la neuroestimulación, en la que se colocan unos electrodos. Estos electrodos se conectan a un cinturón (dispositivo TENS) o bien se coloca directamente como implantes debajo de la piel.

Técnicas no farmacológicas

     Además de los tratamientos farmacológicos te puedes beneficiar del tratamiento combinado no farmacológico. Entre otros se pueden utilizar las técnicas de relajación, que permiten reducir la tensión corporal y relajar los músculos.

También ayuda a conciliar el sueño y sirve de complemento en el alivio del dolor.

La fisioterapia también es de utilidad. Los masajes pueden aliviar las contracturas, también disminuyen la ansiedad. La aplicación de frío o calor pueden ayudar a disminuir la sensación de dolor si el origen es inflamatorio o muscular, respectivamente.

Es conveniente recurrir a profesionales en este ámbito, ya que conocen mejor qué técnica aplicar en cada momento.

También se puede considerar la utilización de otras terapias complementarias tales como la acupuntura.